Dicen que la traición es uno de
los actos más despreciable que existe, aunque nunca se hable de los atenuantes
o de los agravantes por los que se llegan a esa situación.
La
falta de lealtad o de fidelidad no siempre es iniciativa propia, muchas veces
es una consecuencia sobrevenida por situaciones en las que algunos de los
condicionantes que sustentaron esa fidelidad se rompen.
Es
cierto que antes de una traición lo normal es que existan avisos sobre la
llegada a un punto sin retorno de fragilidad de la lealtad. Tampoco es menos
cierto que hay situaciones que ya se veían venir antes de que sucedieses.
Existen
sujetos que por más oportunidades que se les dé siempre estarán jugando a un
doble juego, lo mismo que existen sujetos que por más señales que les den te
llevan a retirarles tu lealtad.
Seguramente,
con esta lectura, a todos se nos está
viniendo a la cabeza determinadas situaciones de deslealtades; personal,
laboral, política, etc., pero dar forma adaptativa a este texto para que el
mensaje que pretendo enviar sea claro y directo, pero que a su vez se aleje de
lo autobiográfico, me genera cierta diversión,
no en vano ahora mismo me sale una sonrisilla socarrona y me acuerdo de esa
noche de las orejas tiesas….pero bueno… seguimos.
Voy a
poner un ejemplo sobre lo mitológico de los conceptos; traición, lealtad y
fidelidad.
Imaginaos
que existe un producto en el mercado, por ejemplo de alimentación, que cumple
con vuestras expectativas en todos los sentidos….es evidente que mantendréis la
fidelidad a este incluso cuando determinados aspectos de este cambien a peor. Esto
está muy bien ¿pero cuál es el límite?.
El límite
puede estar en el precio: Si su precio se convierte en prohibitivo está
claro que por muy leal que seas a ese producto no tienes más remedio que dejar
de comprarlo….leal pero no a
cualquier precio.
El límite
puede estar en la competencia: Puede existir otro producto que mantenga
todas las virtudes de tu marca preferida pero que sea más barato. Estamos ante
una devaluación que hace plantearte que por algún motivo te engañan a ti…no es
que sea un precio prohibitivo, pero si es un precio abusivo…puedes pagarlo pero
no entiendes porque esa diferencia, no cambias de contenido, solo de recipiente….Leal la idea, pero no a la marca.
El límite puede estar en la perdida de
cualidades: Esto es sobre el papel mantener un grado de sumisión a un
producto, tan absurdo como injustificable. Si pides coca cola y te dan fanta de
limón ¿te la tomarías?...Leal a la
marca y al contenido, no a los sucedáneos.
También
se dan caso en los que se mezclan los tres condicionantes o alguno de los tres
en sus diferentes variables, lo que deja de manifiesto que no existe receta
infalible…ni toda la traición es traición, ni toda lealtad es lealtad….al menos
en lo que humanos se refiere.
Si
tenemos en cuenta otros símiles de lealtad extrema y absurda, racionalmente
hablando, lo podemos ver en esos perros a los que sus cuidadores maltratan
apalean y vejan, y a poco que estos les hagan una caricia, muestran una alegría
tan desmedida que olvidan todo el sufrimiento inferido por esos cuidadores. También
se dan casos en humanos y en situaciones extremas, véase el Síndrome
de Estocolmo, que aun que no se trate de específicamente de lealtad si nos
puede hacer entender como a veces justificamos nuestro comportamiento, de
lealtad o deslealtad, utilizando mecanismos psicológicos coercitivos.
En
definitiva…muchos de vosotros, traidores y leales, encontrareis en este texto
justificaciones a vuestros actos, que serán o no ajustadas a la realidad
dependiendo, aunque a veces no hace falta llegar a los extremos, ni traicionar,
ni que te traicionen….siempre podrás dejar de consumir ese producto o cambiarlo
por productos similares, recuerda que las adicciones tampoco son recomendables…¿o
si?...
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