Este fin de semana se han sucedido una serie de acontecimientos
en torno a las tres mil viviendas que ha vuelto a reavivar los temas de
seguridad en el paso de los buses por dichos barrios.
Mi punto de vista en este asunto es claro y va en la línea integradora
de que cualquier ciudadano, independientemente de su circunstancias, debe tener
acceso a los servicios básicos que el propio sistema pone al servicio de la
sociedad.
A partir de ahí es el sistema el que debería de dotarse de
los elementos suficientes para que las medidas integradoras no se implementen
en detrimento de nadie.
Lamentablemente y en el sentido de la seguridad para el
servicio de transporte urbano colectivo de Sevilla, a su paso por las tres mil
viviendas, nos encontramos como uno de los habituales cantos al sol que en
materia de integración hacen las diferentes administraciones, todos e
independientemente del color, buscando única y exclusivamente el rédito
electoral en detrimento de los propios ciudadanos de la zona y de los propios trabajadores
de los servicios públicos.
Dicho lo anterior a modo genérico nos vamos a centrar en el
particular de Tussam. Ningún servicio público de la susodicha zona presta el mismo
sin apoyo de las autoridades, incluso estas hacen las intervenciones con más
apoyos que en otras zonas de la ciudad.
Las diferentes Gerencias o Direcciones de las entidades y de
los servicios públicos han permitido que los trabajadores asistan a la zona
solos, excepto la dirección de Tussam, la actual y las anteriores, e incluso
algunas de ellas han cambiado recorridos de líneas que fueron consensuados en
su día con las diferentes AAVV de la zona. Bajo mi punto de vista, esta sumisión
absurda no está para nada justificada en tanto en cuando la filosofía de
transmitir normalidad no se realiza con el resto de servicio públicos, lo que
nos genera dos opciones…o no está normalizada la zona (que ya lo sabemos)…y de
no estarlo están malgastando medios públicos de manera injustificable al dotar
de vigilancia algo que no la necesita.
Es extraño que cada vez que los conductores de Tussam nos
hemos negado a pasar por la zona hayamos tenido u voraz ataque por parte de
determinadas organizaciones políticas y sindicales e incluso vecinales…pero
ninguna de ellas haya alzado la voz o se haya preocupado cuando los conductores
han sido agredidos…lo quien refuerza mi teoría de la hipocresía social de quien
o quienes accionan en ese sentido.
Sin duda todo esto va a tener a medio plazo sus
consecuencias y está claro que esas consecuencias se pueden extrapolar en
materia penal a quien, teniendo posibilidades, no tomaron medidas, pero eso será
si en el momento dado existen organizaciones sindicales en el interno de Tussam
con la suficiente fuerza como para que eso sea posible…actualmente lo es…pero
el futuro no pinta nada bien.
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