El otro día, en una conversación, salió a relucir como una
de las maneras de maquillar lo que realmente sabemos que no es lo que parece, es la de auto convencernos, de no querer ver
lo que hay.
Es cierto, normalmente ese auto convencimiento no tiene base
solida, simplemente es una base sustentada en ideales o sentimientos.
Seguramente la vida nos va enseñando a dejar de lado ese
auto convencimiento, por pura defensa…donde no hay, no hay…por mucho que
queramos buscar ese rayo de esperanza y aferrarnos a cualquier clavo…es como
continuar andando cuando estamos viendo el filo del acantilado a nuestros pies.
En los últimos catorce años me ha pasado en varias ocasiones…la
primera fue la más dolorosa porque llevaba otros catorce viviendo en el
agnosticismo más absoluto…había roto todos los moldes preestablecidos. Es
cierto que quizás no es la mejor de las ideas a nivel personal, de desarrollo
mental, pero sin duda es la más práctica, sin menoscabo de que te pierdes
muchas cosas y sigues sujeto en determinada manera a paradigmas que tampoco son
los tuyos.
Esta semana me ha servido de reflexión, de punto de
referencia…en los tres niveles, personal, artística y profesional se ha llegado
al filo del acantilado…sin duda una disyuntiva bastante contundente…quizás la
mejor de las justificaciones, pero sin duda la mejor opción de aplicar mi
medicina natural…morir matando...
No hay mejor cuña que la de la misma manera y por ello
tampoco es malo explorar nuevos caminos sin perder tu identidad, de hecho, ya
lo estoy haciendo anticipando veladamente ese mensaje…es decir, echando a
patadas todo lo que se deja o se ha dejado entrar en esos muros que conforman
tu circulo más personal…quizás, la conversación que ha dado origen a este texto
haya servido.
El mensaje de fondo es más simple, no se necesita tanta
literatura personal o idealista…sencillamente vivimos en un mundo egoísta en el que no tienen mucha
cabida determinadas prácticas y te das cuenta de ello cuando conoces a tanta
gente que comparte técnicamente los postulados y a muy pocas de ellas que sean
capaz de ponerlos en práctica cuando requiere determinado nivel de esfuerzo o
correspondencia…podríamos aplicar ese dicho sobre el repartó de la riqueza…repartir
lo de los ricos y cuando te toque repartir tu gallina, renuncias al postulado.
En la entrada anterior creo que cai en la trampa de justificar determinada accion...hoy caigo en cuentas de que ni el malo es tan malo, ni el bueno es tan bueno...y sobre todo, que nadie me ha dado vela en el entierro...bueno, si...y quizas interesadamente, pero esa es otra historia que contaremos en sucesivas entregas.
PD: El filo del
acantilado no tiene que servir para elegir suicidarte o renunciar al camino y
retroceder…aunque es cierto que bajarlo para continuar es arriesgado, doloroso
y trabajoso…y cuando estés abajo recuerda que estarás igual de solo que estarías
si te hubieses dado la vuelta, pero tremendamente satisfecho.
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